La era victoriana marcó un punto de inflexión en la historia del ramo de novia. Con la popularización del lenguaje floral, los ramos se volvieron más elaborados y simbólicos. Las novias victorianas seleccionaban cuidadosamente las flores para sus ramos basándose en su significado, buscando transmitir mensajes de amor, devoción y virtud. Además, fue durante este tiempo que se popularizó la costumbre de que la novia arroje su ramo a las mujeres solteras, simbolizando la transferencia de suerte y felicidad matrimonial.
En el siglo XX, el ramo de novia se convirtió en un accesorio de moda más que en un objeto simbólico. Con el auge de la industria floral y la moda nupcial, los ramos comenzaron a diseñarse para complementar el vestido y el tema general de la boda. La variedad y disponibilidad de flores también aumentaron, permitiendo a las novias elegir entre una gama más amplia de estilos y colores.
Hoy en día, el ramo de novia sigue siendo un elemento central en muchas bodas, aunque su significado y estilo han evolucionado a lo largo del tiempo. Las novias modernas eligen ramos que reflejen su personalidad y el estilo de su boda, desde diseños clásicos y elegantes hasta creaciones únicas y eclécticas. La elección del ramo se ha convertido en una forma de expresión personal, con novias que integran elementos que tienen un significado especial para ellas, como flores de la tierra natal, recuerdos familiares o incluso incorporando tendencias sostenibles y ecológicas.
En resumen, la historia del ramo de novia es un reflejo de la evolución cultural y de las tradiciones nupciales a lo largo de los siglos. Lo que comenzó como una práctica supersticiosa para proteger a la novia de los malos espíritus se ha transformado en un hermoso símbolo de amor y felicidad. Cada ramo cuenta una historia, uniendo el pasado con el presente y permitiendo a las novias expresar su individualidad en uno de los días más importantes de sus vidas.